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ENSAYOS

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Nosferatu (Friedrich W. Murnau)
MALBA – Ciclo Villanos
Programador invitado: Manuel Pose

Texto de María Victoria Martín

En tiempos en que los vampiros aún recorren las salas del cine, Nosferatu sigue siendo su encarnación más escalofriante. Bien conocida nos resulta la historia de un muchacho (Hutter), que con vistas a mejorar su posición económica (y su matrimonio) se toma el trabajo de viajar hasta los Cárpatos para visitar a un cliente, el conde Orlok.

Su impresionante (y aterradora) presencia aún hoy en día genera escalofríos. Si bien es cierto que Orlok parte a la caza de Ellen, la mujer de Hutter, poco importa aquí la sangre de sus víctimas. Su provocación llega mucho más lejos, desde el instante mismo en el que pone un pie en el pueblo. Una sombra se ciñe sobre cada uno de los espacios, las ratas merodean corrompiendo el orden natural y provocando una atmosfera de malestar e inseguridad. El mal ha llegado al pueblo y solo resta el altruismo de Ellen ante semejante amenaza. Orlok se retira de la escena tomando con su mano el corazón, un hito romántico dentro del movimiento expresionista, dándonos la sensación de que su muerte es una metáfora más del cine.

Murnau adaptó la novela Drácula sin pedir permiso. Para nuestra fortuna y a gracias a cierta justicia poética, los herederos de Bram Stoker no lograron perpetrar la muerte de Nosferatu, quién revive en cada proyección tanto o más que su leyenda.

LINK: https://malba.org.ar/nosferatu-02/

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El gabinete del Dr. Caligari (Robert Wiene)

MALBA – Ciclo Villanos
Programador invitado: Manuel Pose

Texto de María Victoria Martín

Esta es la mayor obra del expresionismo alemán en el cine. Caligari, un siniestro doctor, maneja mental y físicamente a las personas más allá de sus voluntades, una alusión al estado autoritario alemán que que acaba de ser derrotado en la guerra mundial. Caligari presenta, al comienzo del film, a su súbdito Cesare en una feria. Cesare está hipnotizado y despierta de un profundo sueño luego de 25 años de obscuridad. Es una figura alienada que bien podría representar la domesticación colectiva que persigue ciegamente un discurso repetitivo y plegado de figuras retóricas. Se muestra frente a una comunidad desintegrada, una masa informe vista a través de figuras que confunden y desorientan.

El film introduce imágenes, temas, personajes y formas expresivas que serán fundamentales en películas posteriores. Sin embargo lleva como insignia la carga metafórica del villano, el uso de elementos escenográficos estilizados y también una historia que desencadena un conflicto entre nuestra conciencia e inconsciencia, una distorsión que puede llevarnos a interrogantes tales como:

¿Qué vemos cuando no vemos ficción?

LINK: https://malba.org.ar/el-gabinete-del-dr-caligari-02/

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Una cita con el Diablo (Jacques Tourneur)

Ciclo Lovecraft al cine
Programador invitado: Manuel Pose

Texto de María Victoria Martín

Dirigida por el “artesano” franco-estadounidense Jacques Tourneur (quien obtuvo un reconocimiento tardío por su labor, erudito en cuestiones de géneros), Una cita con el Diablo es una incursión magnífica en el campo del terror paranormal y nos lleva a sospechar que existe una magia oculta capaz de estremecer a nuestro nihilismo. La película está basada en la novela de M. R. James “El maleficio de las runas” y trata sobre el Dr. John Holden (Dana Andrews) quien llega a Londres para investigar la muerte de un colega bajo la luz del pensamiento racional y deductivo. Poco a poco encuentra escenarios y personajes sombríos o excéntricos que lo llevan a un estado irracional de consternación y confusión. La mano que teje parte elemental del mundo mágico y le advierte el peligro que corre es la del Dr. Julian Karswell (Niall MacGinnis). El film trabaja sobre la ambigüedad de una insoslayable realidad humana y universal: la creencia y la no creencia en lo sobrenatural.

Lovecraft dijo acerca de M. R. James en el ensayo “El horror sobrenatural en la literatura“: Es evidente que el doctor James tiene un conocimiento inteligente y científico de los nervios y sentimientos humanos; y sabe cómo distribuir afirmaciones, imaginería y sutil sugestión para asegurarse los mejores resultados con sus lectores. Es un artista en la composición de incidentes más que en la creación de atmósfera, y ataca las emociones en forma intelectual y no directamente”.

El film contiene composiciones oscuras, espacios asolados, epifanías, maldiciones y embrujos como motor de desarrollo de las situaciones, humor crudo, personajes académicos, fenómenos sobrenaturales, un demonio bestial como criatura nocturna, bosques, el uso constante de niebla, ambientes ominosos, esoterismo, el uso de elementos arcaicos y, por sobre todas las cosas, un final diabólico. Todo eso se conjuga en un film lovecraftiano por excelencia.

LINK: https://malba.org.ar/una-cita-con-el-diablo/

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La fortaleza maldita (Michael Mann)

MALBA – Ciclo Villanos
Programador invitado: Manuel Pose

Texto de María Victoria Martín

La angustia y la frustración religiosa de un joven Lovecraft trajo a la luz el maravilloso universo macabro, onírico y “bíblico” de “Los mitos de Cthulhu”, obra literaria que influenció a Paul Wilson a escribir La fortaleza y luego esta adaptación de la mano del entonces “niño prodigio” de Hollywood, Michael Mann. Una representación caótica y sobrenatural que incluye a soldados nazis al mando de un oficial de las SS, un anciano (profesor) con manejo de lenguas arcaicas, una extraña fortaleza cuyos muros protegen desde el interior, y no tanto del exterior, y dos presencias extrañas: una con forma humana y poderes paranormales y otro de naturaleza inespecífica, una clase de semidiós gigante azul, patrón de esa fortaleza y quien parece dictar sus intenciones extrañamente bondadosas en el (ya) anciano profesor Ian McKellen. El resultado es un compendio de efectos especiales ochenteros de lo más embrollados, con una banda sonora sintetizada en teclados a cargo de Tangerine Dream. Tiene un clima muy particular, una atmosfera de agobio y tensión, en la que la oscuridad y las sombras juegan un papel muy importante. Una oscuridad lovecraftiana, impenetrable, densa, incierta, como lo son también la mayoría de los personajes y los momentos de acción del film.

LINK: https://malba.org.ar/la-fortaleza-maldita/

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La La Land, y la vuelta al CinemaScope del amor

El jueves pasado hizo su entrada triunfante a las salas comerciales el nuevo film de Damien Chazelle: La La Land (2016), que bien podría formar parte de la tercera entrega musical en la filmografía de dicho peculiar y jovial director.

A modo de sinopsis la historia se centra en la ciudad de Los Angeles, donde Mia y Sebastian se conocen por medio de enredos y situaciones embarazosas hasta alcanzar el clímax y satisfacer con su historia de amor. Mia (Emma Stone) representa a una joven actriz con afán de éxito, admiradora de los grandes clichés del cine “clásico”. En la otra vereda (inclusive melódica y cromática) tenemos a Sebastian (Ryan Gosling) un joven pianista que fantasea  con abrir su propio club de jazz, con el deseo de revivir todo aquello que parece haber muerto. En una descripción vaga e inmediata del film, se trata de dos amantes de la nostalgia, de un pasado no vivido, de el reflejo de un sueño que los descoloca y confunde, un sueño que gotea frustración.

La trama del film es una trampa al ojo, usa como mediador diegético la idea de un musical y teje un aspecto más opaco, menos “iluminado” acerca del deseo. El triunfo posee una contrapartida, como bien muestra Chazelle en los planos dedicados a los personajes en su intimidad, su subjetividad, un fondo obscuro que los rodea, solos frente a sus reflejos (mejor reconocido dicho efecto en cine como “invisibilidad”).

Tomando como motor discursivo la presencia de espejos o reflejos (así como de homenajes) Chazelle parece jugar con la parodia del héroe,  según el espacio en el que se encuentren los personajes, resultará la escena. De ser un espacio con cinismo, los planos delinearán vulgaridad y sobreexposición. Mientras que en escenas intimas, y románticas veremos gestos, bailes y cameos lentos, apaciguados, casi intactos.

El uso de la cámara según los personajes es algo para destacar. A Sebastian lo representa en lagunas de tiempo. Con miradas. Mientras que Mia resulta todo un despliegue y movimiento de cámara constante, como su personalidad. En definitiva Chazelle solo desea hacer hincapié en conocer a partir de planos a los personajes (como sucede en “Wiplash” y su excelsa opera prima “Guy and Madeline on a Park Bench”).

El despliegue técnico no resulta abrumador, solo un componente de las situaciones. El plano secuencia y travelling del comienzo dibuja esa perspectiva histórica que posee Hollywood que no define a los personajes, simplemente los sumerge en su genérica melodía. Las canciones resultan preámbulos de los hechos que acaecen en el film, evidencian el posible acontecimiento, por consiguiente el metraje posee un único spoiler: Las canciones.  Son aquellas que nos presentan los temas del film. El amanecer y el reconocimiento de la pareja resultan en “Another Day of Sun”, mientras que los deseos de Mia se presentan en “Someone In The Crowd” y en “The Fools Who Dream”. En cuanto a Sebastian,  se muestra reticente a cambiar mucho de estilo,  lo acompaña “City Of Stars” y aquella melodía recurrente que interpreta en sus solos de piano: “Mia & Sebastian’s Theme”.

Teniendo en cuenta de los rasgos distintivos del film, se definen algunas cuestiones. Muchos ensayos hablan del film en referencia a musicales predecesores, citan “Moulin Rouge”, “One From Heart, Singing in The Rain”, “Los paraguas de Cherburgo”, etc  y los toman como tópicos referenciales.  Sí,  en cierto punto Chazelle busca invocar al cine de antaño  aunque sin ánimos de homenajearlo literalmente ni tampoco teniendo como plan ser reconocido por poner comillas en sus planos para remarcar la etimología del cine. Al contrario se nutre de escenas “muertas” del cine. Escenas o films que son historia, que forman parte de ese muro pintado por el que camina Mia , vistas de Griffith Park, o los míticos clubes de jazz, incluso la aparición de J.K. Simmons es parte de ese pasado. Se empeña en ilustrar una historia de amor que a simple vista da la sensación de ser un simple estereotipado film plagado de canciones y menciones cinematográficas  y en realidad deja a la vista que el cine no tiene necesidad de ser perfecto, por lo cual los actores no son profesionales, ni las canciones buscan sobrepasar otros soundtracks del cine, y la historia resulta solo entretenida y no el galardón visual musical de la era Moderna.

La La Land nunca será un film pretencioso, La La Land es esa imagen nostálgica de un pasado no tan lejano que por más que no sea nítida o posea el mejor encuadre otorga una mueca de felicidad al desprevenido y eso es mucho.

Por María Victoria Martín (Maky)

Para EdE Revista

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Los señores de las llanuras van por el Oscar

Tras haberse llevado una importante suma de estatuillas en diversos festivales de los Estados Unidos y con cuatro nominaciones a los premios de la Academia, la película “Hell or High Water” (titulada en su versión castellana como “Sin nada que perder” o “Comancheria”) del ya reconocido David Mackenzie (“Starred Up”, “Hallam Foe” , “Asylum”, etc) no pasó desapercibida y ese reconocimiento obtenido se lo debe en gran parte a la cuestión sinécdoque del cine (el todo por las partes). Es un film que enseña las cicatrices de una sociedad norteamericana y su resarcimiento con respecto a la iniquidad de aquellos que “conquistaron” el terreno y lastimaron su identidad.

La trama se situa en el Oeste de Texas, donde dos hermanos , Toby (Chris Pine) y Tannen (Ben Foster) , deciden saldar su deuda robando, con tono anecdótico, las sucursales del Banco que le generó esa deuda , mientras que en el reverso de la narrativa se nos presentan dos rangers que los persiguen, el astuto anciano Hamilton (Jeff Bridges, con su brillante actuación) y su compañero de carretera, mitad indio mitad mexicano, Alberto (Gil Birmingham), quien será motivo de burlas por parte de Hamilton durante gran parte del film

La cinta posee grandes dosis de humor negro con relación a los prejuicios y costumbres del lugar, donde las personas actúan con arrogancia, descortésmente y por momentos se puede percibir una atmósfera de agobio colectivo.

El aporte de Taylor Sheridan en el guión (quien escribió “Sicario“) le otorga notas áridas y gestos audaces a los diálogos de los personajes, yuxtaponiendo el humor con tonos naturalistas.

Del lado técnico se halla la fotografía del polifacético Giles Nuttgens que ilustra los componentes escénicos pertinentes para comprender el meollo del film, encadenados con una magnifica banda sonora de la mano de Warren Ellis y Nick Cave.

Hell or High Water es un film con precedentes en el genero del new-west (Sin lugar para los débiles, a modo de ejemplo), no obstante tiene como detonante lingüístico la precariedad del sistema económico, tal como sucede en Nebraska (2013). Miles de planos panorámicos y generales  hacen alusión a un vasto terreno que nadie desea mantener o enaltecer por muy redituables que estos sean, se hallan desolados, dejados, olvidados. Los vaqueros, los granjeros y los rangers ya no son lo que necesita Estados Unidos, al parecer, son solo monedas antiguas fuera de curso que poseen como meta máxima de sus servicios, una jubilación. Ya no apetece explotar el desierto, ni hacerlo crecer. No existe una ideología nacionalista. La ambigüedad moderna confunde el paisaje de haciendas con autos último modelo conducidos por jóvenes groseros donde el miedo y el cansancio no provienen tanto del exterior, al contrario, surgen del interior, de un rencor encarnado en esos pobladores.

Podría afirmarse que Mackenzie deja dicha moraleja en el film: los únicos comancheros  (aquellos que en el pasado eran comerciantes y estafaban a los indios)en el presente resultan ser las instituciones privadas.

Por María Victoria Martín (Maky)

Para EdE Revista

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T2 y las corridas del tiempo

Como esas imprescindibles y breves  brisas veraniegas, así llegó y se marchó de las salas T2: Trainspotting, dirigida por el olímpico (y reconocido) Danny Boyle (“La playa”, “Sunshine”, “Slumdog Millionaire“, etc). El film cuenta con el guion de John Hodge basado en la novela de Irvine Welsh . T2: Trainspotting es la secuela de “Trainspotting”, cinta estrenada en 1996 que sorprendió a la crítica cinematográfica del ‘90 e inclusive marcó una línea estilística en la manera de hacer cine.

Esta segunda entrega de la historia aparece luego veinte años de espera, veinte años pasaron para estos cuatro personajes principales, y un personaje nuevo, una mujer joven, Veronika (Anjela Nedyalcova) quien se encarga de generar una reflexión acerca de estas miserables y emocionantes vidas escocesas en relación a su modo de percibir la vida, aunque también posee ciertos enredos personales que le definen el camino.

Volvieron. Renton (Ewan McGregor) regresa a Edimburgo y pareciera querer recobrar el pasado,  revivirlo, sin embargo, como bien afirman en el film, “el mundo ha cambiado” y Renton no solo ya no tiene su juventud, sino que al contrario. carga con un ayer funesto y un presente confuso. Poco a poco se reencuentra con cada uno de sus amigos (y no tan amigos): Spud (Ewen Bremner) quien resulta relevante a la hora de contar esta segunda historia, es la voz del tiempo, es quien dicta el destino y le otorga un giro nostálgioso al film. Su participación se caracteriza por notas dramáticas  diluidas con inocentes cuotas humorísticas. Mientras que para Sick Boy o Simon (interpretado por Jonny Lee Miller) el tiempo parece no haberlo estorbado del todo, y desarrolla una postura de inmadurez y desinterés constante. Por ultimo nos queda la vida de Begbie (Robert Carlyle), aquel prisionero del ayer, el no yonqui (adicto) del grupo, el “cabrón”, el más ávido de sangre, el más repulsivo en sus ideas, y más represivo en su carácter. Consigo lleva solo venganza (la nota no tiene la intención de generar spoilers tanto del primer film como del segundo).

T2: Trainspotting es una segunda parte deslumbrante (y vislumbrante) hasta única porque refieren constantemente al precedente visual (al archivo) y eso nos aclara que la intención del director es hacer participar al espectador habiendo visto o no la primera. La película incorpora una buena dosis de humor sin quitarle a los personajes los sinsabores drásticos, oníricos o miserables de su diario trajín.

Cuenta con la fotografía de Anthony Dod Mantle (ganador del Premio de la Academia por “Slumdog Millonarie”) , y un brillante equipo de animación 2D y 3D. El montaje y el OST se toman de la mano y transmiten la vorágine plano por plano. T2: Trainspotting es una clase intensiva y magistral de cine (cuenta con homenajes). No es solo un film acerca de unos muchachos y su adicción a las drogas, al descontrol, más bien es una mirada profunda y visceral sobre cómo la vida toma caminos de expresión que generan caos o remordimientos en el presente continuo.

La película posee el siguiente leitmotiv: “Primero hubo una oportunidad, después una traición”. Y al contrario de dicha frase, el film no se traiciona, y genera una oportunidad más para analizar cómo se piensa al pasado y al presente. Cómo nos condiciona la modernidad de hace veinte años atrás y la de ahora. Y cómo la traición, tal vez, de nuestros propios ideales del hoy se rompa en un mañana, sin la necesidad de que pasen veinte años para confirmarlo. Al fin y al cabo lo que comunica T2: Trainspotting es una verdad cruda: el tiempo envejece y se traiciona (pero no en todos los casos para mal).

Por María Victoria Martín (Maky)

Para EdE Revista

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La difícil tarea de los buenos guiños : Vol. 2

Los lazos familiares inundaron al cine desde films como ¡Qué bello es vivir! (1946), El libro de la selva (1966), Star Wars (1977), Los Goonies

(1985), Ratatouille (2007) llegando a su estadío actual representado por Marvel, la gran familia del cine. El caso de Guardianes de la Galaxia Vol.2 no es ajeno, en particular este segundo volumen, donde lo dramático (filial) se presta primordial durante las dos horas del film, exacerbando el clima narrativo adquiriendo un sabor empalagoso y latoso.

Esta segunda entrega dirigida nuevamente por James Gunn ya no indaga acerca la formación de este cuarteto de voluntades heterogéneas, sino que busca un enfoque de pertenencia popular : se centra en la herencia de Star-Lord (Chris Pratt), su vida, sus orígenes, dejando muy poco en relieve las vidas de sus camaradas de aventuras. Tanto Gamora, Drax como Rocket (inclusive Yondu) resultan solo accesorios rentables, ni hablar de Baby Groot. 

Inclusive los personajes “malignos” (excepto el principal) son en sí paneos súbitos, hasta incoherentes.

La incursión de la cultura pop, el absurdo y los contrastes continúan siendo una marca de agua para Guardianes, garantizando la risa fresca, la mirada de asombro y el entretenimiento. El film comienza con un opening característico de Marvel, donde se presenta el carácter familiar de los personajes, y del film, de modo excesivo. Durante los primeros cuarenta minutos la trama es una estructura confusa donde el espectador podría preguntarse ¿Contra quién definitivamente deben combatir?, la respuesta no se presenta y la historia prosigue con letargo y lagunas narrativas, coincidiendo, de buenas a primeras con “la fuerza del cariño”, la gran respuesta del volumen 2. En el OST (sin objeciones) implícitamente se advierte esta respuesta al amor como fibra esencial de lucha y compañerismo, siendo por momentos un interesante uso del lenguaje cinematográfico, en otros un abuso de las ganancias adquiridas.

Los personajes no prosperan en el film, y fuerzan los chistes de manera patosa, por ende pierden el encanto captado en la primera película. Ahora hay claramente personajes de reparto y estrellas definidas, aquel conjunto con tanta química se deshace en divisiones y discusiones egoístas,  postergando aquello con lo que tanto lucharon en la primera entrega de sus aventuras.

El uso del actor Kurt Russell no es casual, buscar reivindicar al cine de clase B desde una pantalla narrativa desinteresada, donde al director poco le importa la trayectoria de Russell con tal de que ponga la cara para empresas Marvel y sea otro acto pop para el film.

Guardianes de la Galaxia anunció su tercera entrega, en esta estrega del 2017 resultó ser mezquina, y un recreo sin lustre, por ello nunca esta de más recurrir a la sabiduría oriental para decir : ten cuidado con lo que deseas…

Por María Victoria Martín (Maky)

Para EdE Revista

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¿La tercera será la vencida?

Por María Victoria Martín

Para EdE Revista

(SIN SPOILERS)

Volvió David Lynch a la pantalla de los hogares, por ende hablamos del regreso de unos de los mejores macguffins planteados en la pantalla televisiva de los últimos treinta años, el misterio de “¿Quién mató a Laura Palmer?”, o como oficialmente se tituló la serie: Twin Peaks.

Pasaron décadas, y ya las cosas no son iguales a la primera parte de la historia enmarcada por el ingenio (y genio) de David Lynch con la cooperación de Mark Frost en uno de los fenómenos televisivos más arriesgados y poco convencionales jamás vistos en la década del noventa. La intención de filmar una serie con registro cinematográfico, y llevándole la contra a todo lo establecido hasta ese entonces (es preciso recordar que no existían series tan complejas en su dinámica actoral, visual e inclusive sonora) hizo rodar cabezas de críticos, desconcertados algunos, ofendidos otros, y una parte importante mediaba entre la extrañeza y la confusión.

Para quienes admiren al trabajo de David Lynch les es imposible no concebir su Universo cinematográfico sin contar con Twin Peaks, las mayores obsesiones del director se hallan puestas en un recorrido trascendental de ocho capítulos donde pocas pistas o señas se pueden obtener del asesinato de esta joven, entrañable y bella muchacha.

A simple vista la premisa de la serie parecía sencilla: un pueblo de Estados Unidos, un aserradero, un cadáver envuelto en un plástico transparente, un agente del FBI, múltiples sospechosos, la música de Angelo Badalamenti, mucho café con donnuts, tartas de cereza y el gran interrogante : ¿Quién mató a Laura Palmer?. Una pregunta que obtiene su respuesta, solapada, de la mano de uno de los personajes (apodado “Bobby”). Es él quien nos responde la miserable verdad del misterio:

– ¿Quieren saber quién mató a Laura Palmer? ¡Ustedes!

Lynch reconoce el valor de quien observa, de quién acepta las reglas del juego, culpando al espectador (como sucede en el cine, generando complicidad en los asesinatos siendo solo la audiencia los testigos del horror acaecido), tomando tal postura guía a los interesados de este culebrón por sus tierras surrealistas distrayéndolos con personajes inverosímiles y  peculiares, utilizando un lenguaje ¿poético? Y presentando escenas quiméricas que interceden en el relato para incomodar la acomodada visión y recepción de productos audiovisuales de acceso rápido que tanto ahondaban en aquel entonces.

La primera temporada expande más la duda acerca de la existencia o desaparición de Laura Palmer, y su vida, que se asemeja al espacio donde todo ocurre, Twin Peaks, aquel lugar alejado con pocos habitantes, de ¿ensueño?, en presencia de una atmosfera arcana, donde las montañas susurran cánticos y signos mitológicos (pueden observarse las pinturas murales con símbolos de la tribu Quileute), refiriéndose a un pasado latente, un pasado que aún enmarca a este territorio ¿maldito?. Twin Peaks lindera entre los enigmas sobrenaturales, la realidad de la juventud estadounidense, y los infortunios del inconsciente dejando una sobresaliente y entretenida temporada, la cual no fue suficiente para la cadena ABC que presionó para un final hermético y autoconclusivo, del cual Lynch contribuyó a duras penas, sin quitar, con mucho esfuerzo y tenacidad, su estilo.

Para la segunda temporada (estrenada el día en que nació la redactora de esta nota, que no viene al caso) David Lynch solo participó en los primeros capítulos, así como en el último, ya que se encontraba inmerso en una producción de un nuevo film, aunque resulta más creíble el rumor de que se retiró del proyecto por falta de motivación y por el teje y maneje de la cadena ABC.

A falta de Lynch, y solo con Frost los productores decidieron sumar un nuevo asesino a la trama que generó una decepción enorme para los fieles seguidores de la ficción, logrando así un fracaso con 22 episodios, temporada de la cual el mismo Lynch afirma que apestó.

En 1992 llegó la película “Twin Peaks: Fire Walks With Me” (El fuego camina conmigo), donde a modo de precuela los acontecimientos narrados preceden al asesinato de Laura. En dicha cinta, con una respuesta negativa por parte importante de la audiencia y critica, el resultado, en palabras de Jacques Rivette: “Es la película más loca de la historia del cine. No sé lo que sucedió, no sé lo que vi, pero salí de allí flotando seis pies por encima del suelo”. Luego de un eminente fracaso de taquilla, al paso de los años se convirtió en un film de culto.

En el 2014, Lynch decidió dar a conocer varios pasajes de la película que habían sido eliminados del montaje comercial. “Twin Peaks: The Missing Pieces” (Las piezas perdidas) contiene varios episodios memorables y expande aún más los contornos de esta tenaz alucinación.

Después de 25 años de meras sospechas, Twin Peaks regresó a la televisión para una tercera temporada formada por 18 capítulos (depositada en los anaqueles del imperio Netflix)  emitida (y producida) por la cadena Showtime .

Esta inesperada vuelta trajo consigo todo el espíritu de Lynch, traspasando los deseos de muchos, generando en momentos sorpresas, así como desilusiones, Lynch no viene a cumplir las pretensiones ni ilusiones de nadie, y trae consigo un arsenal de actores y micro escenas que despliegan acto por acto un hilo narrativo zigzagueante, con un paulatino ritmo sin apresurarse a satisfacer innecesariamente al espectador (esa sería su teoría esencial).

Por consiguiente para los amantes de Lynch la tercera temporada se consagra dividida entre homenajes a su filmografía, a la misma serie (la aparición de cada personaje, desde una opinión subjetiva de quien redacta, emociona), y a los nuevos formatos, ya que no hay que olvidarse que no estamos en el año 1990, y las fantasías, los placeres y hasta inclusive la obsesión por el café no siempre se encuentra en una taza de cerámica, sino que puede resultar descartable en vasitos de papel.

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Los domingos en familia: Sieranevada

Por María Victoria Martín

Para EdE Revista

(SIN SPOILERS)

Por el año 2005 el director rumano Cristi Puiu anunciaba (absurdamente) en diversos festivales que la cinematografía de lenguaje indoeuropeo no yacía muerta, gracias a su impresionante film “Moartea domnului Lazarescu” (La muerte del Sr Lazarescu), ese fue el momento donde parte de la critica comenzó a mirar con interés al cine del país balcánico ; ha pasado más de una década desde aquel entonces y nos encontramos frente a una nación inmersa en el circuito de festivales, consolidada como una industria cinematográfica “contemporánea”, generadora de nuevos booms y manifestante de debates sociales, religiosos y políticos.

¿Por qué semejante introducción?

Es menester aclarar el advenimiento de un cine que si bien posee elementos clásicos narrativos también trae consigo una nueva manera de narrar la idiosincrasia, esa renovada intención se observa definitivamente en el último film de Puiu : Sieranevada.

Sieranevada (2016) es, en dos palabras, una experiencia. Es un film (la redactora escribe estas lineas controlando la información detallada con el esmero de no spoilear un estreno como este) divido prácticamente en tres partes : una entrada panorámica y aproximada de quienes son los personajes, luego la comunión de los mismos en un espacio cercado y por último la confesión y descarga emocional . Esta segmentación con fines meramente instrumentales busca bosquejar una idea aproximada de lo proyectado en tres horas (en realidad dura dos horas cincuenta y tres minutos). La película es brillante, tiene lugar en Bucarest el 10 de enero del 2015, tres días después de los ataques de Charlie Hebdo en París, y cuarenta días después del fallecimiento del patriarca de la familia, en un apartamento modesto una típica (convencional también podría decirse) familia se reúne para conmemorar a este difunto .

El film navega por múltiples senderos expresivos para tratar el absurdo arbitrario, desde la inventiva del titulo se percibe el propósito del director. La manera de proceder con la cámara y las coreografías (los planos secuencia) son claustrofóbicos, agudos y por instancias bastante insistentes. Es una tragicomedia/odisea familiar donde se muestra la radiografía del país, y sus costumbres.  Nadie escapa de la cámara y de lo que ella dice acerca de los acontecimientos, aquellos que logran salirse del encuentro con la lente son justamente personajes secundarios (en la historia y de la familia).

El climax del film (y el motivo por el cual el director invita al espectador a no desesperar y levantarse) es la comida, el almuerzo, el comer como terapia. La presentación constante de la mesa y sus invitados, la mesa y sus elementos, la mesa y la cocina donde se prepara todo lo necesario para llevar a la misma. La mesa, y la cocina son espacios de conflicto, mientras tanto las habitaciones son espacios pasivos, calmos. Esa manera de presentar a los personajes (y con una cantera de actores que dentro de esa puesta en escena tan compleja se lucen) en dicho espacio, de enfrentarlos es algo que si bien se ha visto (por ejemplo el film “La celebración” de Thomas Vinterberg donde los personajes confiesan sus penas y decepciones en la mesa), genera una aproximación muy realista y biológica, casi naturalista de la vida, nos enseña y revela la cosmogonía de una familia.  Es un retrato escalofriante y desconcertante, llevado con mucho humor, de un drama familiar, abarcando con mucha claridad y escasa afectación las áreas de la vida y el pensamiento : la violencia de las interacciones sociales, la complejidad de las relaciones familiares, la omnipresencia de la memoria personal e histórica, la batalla entre el cuestionamiento de la realidad y la fuerza de los dogmas.

Consiguiendo una fascinante obra donde la verdadera pregunta (entre miles pero inclusive ínfimos interrogantes) que el espectador se realiza es:

¿Cuándo se van a sentar a comer?

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